Balance final de la Season 7 de Arrow: La recta final del Arquero Esmeralda

La temporada siete ha llegado a su fin, y como cada fin de temporada toca comentar todo lo que el arquero esmeralda nos ha dejado este año.



No es ningún misterio para nadie decir que esta S7 sigue la estela negativa de su temporada predecesora, y es que Arrow llega a su fin, y con todo el dolor de mi corazón pero siendo objetiva, es el momento de finalizarla antes de seguir destruyéndola.

Esta temporada siete empezó prometedora. Slabside brindaba esperanza para aquellos que salimos de la S6 con muy mal sabor de boca. Las teorías durante la época veraniega ya nos habían puesto la miel en los labios a muchos/as: era imposible que Beth y compañía decidieran hacer de la etapa de Supermax algo fugaz y vacío. Era una trama excesivamente golosa y fresca como para eso. Así que, ingenuos de nosotros, teníamos sin vérnoslas venir, un plan mental esperando a ser satisfecho por la serie. 

En la Cómic Con de San Diego Stephen dejó caer la posible aparición de villanos de Gotham en la prisión de máxima seguridad, y todo el reparto y creadores de la serie no cesaban en anunciar lo impactante que sería el cambio para el show el tener a Oliver en otro terreno totalmente diferente a Star City, y las grandes repercusiones que tendría para Oliver y para todos los personajes de la serie. 



En definitiva, por aquel entonces, era normal depositar todas las esperanzas en este nuevo cambio de rumbo. Tras la caótica S6.... ¿cómo no iban a aprender de sus errores?.

La trama prometía, y Oliver parecía haber cambiado la luz que caracterizaba últimamente al personaje, por una oscuridad que solo el encierro y el aislamiento carcelario podían traerle de vuelta. Su look de barba larga y pelo rapado casi al cero acentuaban los rasgos agresivos de Stephen Amell, y proporcionaba al personaje un cierto recuerdo perdido de nuestro Oliver de antaño: Slabside parecía que traería lo que algunos, que no todos, necesitábamos. 



Pero de nuevo se quedó en nada. Eso sí, la etapa de Supermax a pesar de no ser lo esperado, es lo más positivo de la temporada y de donde mas aspectos satisfactorios se extrae.

En los primeros capítulos Slabside contaba con pocos minutos en pantalla, la trama estrella del protagonista parecía ser relegada a un segundo plano ante la confusión de gran parte de los espectadores. Nos presentaron a los presos ya conocidos de otras temporadas, y a uno nuevo, Stanley. 


Stanley parecía interesante, el actor era increíble, y hacía buen tándem con Oliver. Su personalidad siempre nos hizo pensar que ocultaba algo más allá de lo que mostraba, tanto que muchos mantuvimos esa teoría hasta bien entrada la temporada. Pero de nuevo otra gran oportunidad perdida.

Los capítulos pasaban y Slabside iba perdiendo fuelle. Pocos minutos, decorados algo pobres, tramas irreales dentro de la prisión la cual cada día parecía más un patio de colegio que la cárcel más impenetrable y de máxima seguridad del mundo, una trama principal regida y girando alrededor del peor villano que ha dado la serie, Dragon... Poco a poco Supermax se quedaba en nada. Y efectivamente así fue. Un visto y no visto.

Eso sí. Ha sido a su vez la mejor parte para mí de la temporada. La única que ha brindado luchas espectaculares cuerpo a cuerpo que no veíamos ni disfrutábamos desde la S1-S2, tanto que hasta la serie ha ganado un Leo Awards por la coordinación de Stunt en “ The Slabside Redemption”. La última etapa de Oliver en prisión nos trajo de vuelta a Thalía, que junto a Oliver nos ofrecieron escenas muy al estilo Daredevil, que fue sin duda un espectáculo visual para los más veteranos de la serie, y aunque poco jugo se exprimió de esta etapa carcelaria, proporcionó a la serie un aire fresco y renovador que, viniendo de la S6, de agradeció enormemente.







Pero el problema real venía de otro lado. Partir la serie en tres partes casi cuatro no fue buena idea, porque no supieron manejar la situación, y a veces la serie perdía identidad.

Por un lado, casi mínimo para un protagonista, teníamos a Oliver en Supermax, por otro a Dinah, René y Curtis en Star City, por otro a Felicity tratando de sobrevivir junto a William, y por otro a un irreconocible John Diggle que parecía profesar más los ideales de ARGUS que el hecho de ayudar y apoyar a sus amigos. 



Todos estaban separados. Nos vendieron eso de “ cada personaje vivirá su propia prisión”, y con esa premisa la temporada empezaba caótica y desprovista de un hilo conductor común. Tan solo Felicity parecía estar unida a la trama de Oliver, el resto de personajes vivían sus propias vidas como si de otra serie se tratase, dando por hecho los creadores de la serie que algo así iba a interesar.



Pero si este lío no era suficiente, le sumaron tres aspectos más: un nuevo y misterioso arquero imitando a Oliver, Dragon con los Longbows Hunters haciendo cosas extrañas que solo añadían minutos a los capítulos, y a una Laurel que hasta que no llegó Felicity parecía no encajar en todo esto.

Siendo sinceros el cuadro de la primera parte de temporada no pintaba nada bien. No se entendía absolutamente nada. El espectador no sabía a dónde agarrarse. Nadie veíamos la trama principal porque realmente no parecía existir. Y un barco sin rumbo nunca llega a buen puerto.

Felicity regresó a Star City, y fue ella quien parecía unir las cosas para orientarnos un poco. René empezó a conectar con ese arquero misterioso que, al igual que Dragon, solo rellenaba y rellenaba, sin aportar nada real a la temporada. Dinah pasó de Black Canary a tener una repentina obsesión con ser exclusivamente jefa de la Policia, y Curtis... sinceramente ni me acuerdo. ¡Ah sí! Misteriosamente y sin explicación trabajaba en ARGUS como quien echa curriculum en cualquier empresa. Claramente no sabían dónde colocarle.

Pero parece que Felicity logró unir a todos, incluso a Laurel, bajo un mismo objetivo: sacar a Oliver de Supermax, lo que logró redirigir en cierta manera el objetivo de lo que ya llevábamos semanas viendo. 



Aún así las historias seguían desdibujadas, y se perdían aún más cuando introducían unos flashfowards que no parecían de la serie, que tan solo la presencia de Roy nos recordaba que esos trozos de futuro seguían siendo Arrow. 

Y entonces ante tanto caos, se descubre que el arquero misterioso es Emiko Queen, y además en el cruce que daba fin a la primera mitad de temporada nos enterábamos que Oliver moriría en Crisis, lo que dio más alas a la necesidad de la audiencia por ver a Oliver protagonizando su propia serie y dejar de ver tanto a ciertos personajes que se robaban tramas y minutos sin importar a nadie. Queríamos una buena y justa segunda mitad de temporada. Lo necesitábamos ahora que sabíamos que Oliver moriría y que la serie probablemente finalizaría.


Fue por Navidad cuando yo decidí volver a ver la primera parte de la temporada. No me podía creer que no existiese una línea base sobre la que construir toda la trama principal, fue cuando a raíz de Dante y la analogía con los Nueve Círculos de la Divina Comedia descubrimos que el Noveno Circulo se venía en la serie.

Fue un respiro por aquel entonces haber descubierto que Beth y compañía habían sentado cimientos sólidos, y que al menos un plan existía, escondido y extremadamente mal hilado y construido, pero existía. Así que eso nos dio material para teorizar, y por tanto para mantener las esperanzas de cara a lo que quedaba por mostrar: el Noveno círculo era una trama poderosa, no podían ponerla ahí para nada. 

Pero de nuevo otra oportunidad más perdida.

Oliver salió de la prisión, las secuelas psicológicas de aquel encarcelamiento se redujeron a un par de pesadillas, y Supermax se quedó en el olvido. Como si nunca hubiese pasado. Eso sí, la repercusión de haberse descubierto la doble identidad del protagonista era una carta de todo o nada, o lo hacían bien o sería un desastre, y con la experiencia que tenemos ya con los que dirigen los hilos de Arrow no se podía esperar una obra maestra, pero tampoco lo que hicieron.

Oliver y compañía se convirtieron en títeres del departamento de policía. Capítulos y capítulos donde Arrow se convirtió en otra serie completamente diferente, donde Oliver era presentado como uno más bajo el mandato incluso de Dinah, la cual era pintada con unos aires de superioridad increíbles y que para nada encajaban con todo lo vivido hasta ahora.



La temporada no parecía dirigirse a ningún destino. No había equipo, no había misiones secretas, Oliver no protagonizaba nada, y los stunts e incluso las líneas de guión bajaron estrepitosamente de calidad.

Los flashfowards continuaban comiéndole terreno al presente, incluso se dedicó un capítulo a ellos. Arrow estaba desprovista de identidad. No había rumbo ni se veía intención de encontrarlo.

Dragon murió de repente, quitándose de en medio a un personaje que había acaparado muchísimo tiempo y que podrían haberse quitado antes. Y la villanía se la adjudicó Emiko, la cual también comenzaba a ser protagonista de una serie donde todos tenían trama menos Oliver. 

Poco a poco Emiko empezó a tener su propia historia, dedicando capítulos a contarnos aspectos de su vida pasada y presente que bien seguían sin ser hiladas con nada de lo que nos mostraban. Primero fue su madre muerta en un incendio, para después contarnos que fue un asesinato, luego una pista falsa sobre la bala que la mató, jugando con el doble juego de si era buena o mala... Hasta que nos contaron que era la líder del Noveno Círculo, momento en el que tiraron por tierra la grandísima oportunidad, otra más, de crear algo titánico con este grupo de villanos tan famoso en los cómics. 




No invirtieron tiempo en explicarnos como alguien salida de la nada acabó siendo la líder absoluta de un grupo tan importante, ni nos explicaron nada más allá de que Emiko quería usar al grupo que lideraba para ir contra Oliver por lo celos y el odio hacia los Queen.

Fue entonces cuando todo se redujo a la simplicidad. Y la cosa quedó aún más  clara cuando la noticia del final de la serie se extendió como la pólvora: La serie terminaba y ya nada importaba más que finalizarla. A cualquier precio. Pero cerrar tramas cuanto antes.

Y todo se aceleró en cuestión de capítulos. El equipo Arrow volvió a unirse, Roy regresó para soltarnos la bomba de los pozos la cual dudo que vayan a explorar ahora que Oliver no está, Felicity embarazada y decidida a formar una familia dentro de la normalidad, y Oliver decidido a redimir a su recién descubierta hermana con el pretexto de no ser como su padre Robert.


Nunca más se supo de Talía, ni del suero mágico que se inyectó Dragon y tras el que iba el Noveno Círculo, ni de los incendios que provocaban para hacerse con los Glades, ni como Emiko llegó a ser la líder de la organización, ni absolutamente nada.

La trama central nunca existió, solo fueron pretextos para llegar a la recta de los tres últimos capítulos. 

Y llegados al final, los flashfowards seguían sin conectar con el presente, más allá de que Oliver parecía haber muerto. Esta parte de la serie nunca pareció encajar del todo a pesar de que podían haberlo hecho, siempre se desprendía una desesperada necesidad por crear unos cimientos para un futuro spin off aprovechando que Arrow seguía en antena. Una pena. Podían haber hecho las cosas de otra manera mucho más compleja e interesante sin perder la necesidad de mostrar una futura posible nueva serie. 


Lo único que se salva es el capítulo final. Y precisamente porque se siente el final real, y por tanto uno mismo es capaz de olvidar todo el recorrido para simplemente despedirte de tu serie en paz. 

El 7x22 fue una muerte rápida, sin dolor. Cómo arrancarte una tirita rápidamente para que el dolor sea intenso pero rápido. Y fue una buena estrategia. Emiko fue despachada rápido, hasta ellos sabían y entendían que no interesaba y que como villana, aunque la actriz lo hacía muy bien y el personaje tenía potencial, había llegado tarde a la serie. Así que no vacilaron en dedicarle menos de 20 minutos a su muerte y finiquitar toda una trama que nunca había tenido grandes raíces. 

El resto fue una despedida preciosa, creada con muchísimo cariño para todos nosotros. Todos, incluso los creadores de la serie, sabían que el final real sería este, y que la S8 no es más que un cumplimiento de contrato de cara a finalizar el gran crossover de series.


La S8 no pinta como una temporada tal cual, al contrario, pinta un poco experimento. Por un lado tendremos Star City en el presente lidiando con El Noveno Círculo descabezado por la muerte de Emiko y queriendo realizar verdaderos planes sobre la ciudad, lo que hilará con los flashfowards que serán, seguramente, un 60% de la serie. De manera que sean como un escaparate para la luz verde del Spin Off. Y Oliver aparecerá de vez en cuando con Monitor o solo en alguna realidad, para cumplir ciertas misiones de cara a encajar todo para el crossover y preparar su muerte.

La temporada siete, por tanto, ha sido más un medio para un fin que una temporada con vistas a una S8, y eso ha pasado factura. 

Sí que es verdad que dejaron a Beth con un problema curioso allá por 2018. Imaginaos que os nombran Showrunner de la serie pero tienes que lidiar con el hecho de que ya no hay flashbacks que contar, ni villano/a fácil que introducir, la identidad de Oliver se ha descubierto al mundo, él se ha entregado a la policía y va camino de la cárcel, y encima te dejan caer que quizás la serie finalice. Y no es por justificar el desastre que se lleva cociendo a fuego lento desde la temporada seis, pero Beth lo tenía difícil, aunque también os digo, no imposible.

Así que la única manera que vieron de enfocar todo esto era crear un camino para llegar a un final digno para la serie. No importando tanto el contenido del recorrido sino más bien llegar al 7x22 y poder decir adiós. Y mientras tanto los 42 minutos de capítulo se suplían con historias sin conectar, y en el fondo si lo analizamos ahora que todo ha terminado, se entiende. El final, el “cierre de círculo”, era tan sencillo que a Emiko y su trama era imposible proveerla de aspectos más complejos que dieran a luz una trama central potente, tampoco había tiempo. Arrow moría y Beth tenía que poder decir adiós. Tampoco se ha sentido una motivación e ilusión fuerte por parte de los creadores de la serie, todo hay que admitirlo.

Y con todo esto metieron el recurso de los flashfowards, un tema polémico en el fandom y del que, por qué no, voy a comentarlo. 

Los flashfowards son, claramente, un grito de auxilio para los creadores de la serie. Es una llamada de atención para que se tenga claro que, aunque Arrow finalice, ellos y ellas pueden seguir creando series y tramas que nazcan de la serie madre. Y me parece bien. Al fin y al cabo todo se reduce a trabajo.

El problema viene cuando se pone más cuidado y mente en los flashfowards que en la propia serie que debes crear y finalizar. 

Si Arrow no terminase me daría igual tener que ver flashfowards de Star City 2040, como si tengo que ver la vida y pecados de mi gran amigo Curtis. Pero Arrow termina, y yo, hablo por mí, me vi sumida esta S7 en una frustración constante de querer disfrutar al máximo de Oliver porque se me acaba el tiempo, y sin embargo tenía más tiempo y tramas del futuro. Un futuro en el que solo Mia, Roy, Felicity, Connor y William interesaban, porque la hija de René, Dinah y el propio René no desprenden interés en el presente, en el futuro menos si cabe. 




Es un buen movimiento crear una serie nueva dentro de otra serie si esta última  va a finalizar, pero se siente algo forzado convertir los flashfowards en algo que se sabe será un spin off más que un recurso de apoyo para el presente de la S7. Tanto los flashbacks como incluso los primeros flashfowards sobre quién estaba en la tumba allá por la S4, eran un apoyo para la línea temporal predominante. Y por tanto sentías que aportaban algo real y crucial para mentalmente entenderlo todo y seguir enganchado. Este año Beth no ha usado los flashfowards para eso. Al contrario. Han sido un escaparate para dejar claro que pueden seguir creando y expandiendo el universo.

Y ese ha sido el único problema: la poca conexión presente-futuro, unidos por un hilo tan fino como es la muerte de Oliver en Crisis y el proyecto Archer de Felicity. Tan solo esos hechos son los que justifican todo el futuro. Y a partir de ahí han creado una serie totalmente externa a Arrow, con tramas diferentes al presente, con conexiones diferentes, con personajes nuevos y con un final abierto cuando la serie que le da vida acaba.

Visto desde fuera no tiene sentido, más allá de aprovechar minutos de Arrow antes de que muera. 

Hubiese sido más lógico haber creado un futuro con conexiones reales y fuertes con lo visto en el presente, y hacer que los flashfowards fuesen un apoyo real a la línea argumental de Star City, de manera que incluso sientas la necesidad de ver más de 2040. Por eso al principio la audiencia sentíamos esa confusión, porque desde el primer momento dimos por hecho que los flashfowards serían un apoyo, y empezamos a teorizar con la marca de los cuatro, a preguntarnos qué le pasaría a Roy para acabar en Lían Yu o a rompernos la cabeza intentando averiguar qué pasaría en el presente para que Star City en el 2040 acabase así. Estábamos predispuestos y condicionados a ver un apoyo argumental, y sin embargo nos dieron una serie nueva sin pretensiones de contestar a ninguna pregunta que construyera el presente que nos mostraban.

Pero es mi opinión, claro está.

Con todo esto cabe preguntarse que, si tienen pensando claramente el Spin Off ... ¿por qué usar toda una temporada de Arrow para darle vida?, ¿por qué seguir una S8 construyendo la nueva serie?. Sería un procedimiento más normal haber cortado ya los flashfowards y esperar a crear el spin off fuera de Arrow, construir una S8 exclusivamente sobre Oliver Queen y dar por finalizada la serie. ¿No?. Quizás la luz verde para el Spin Off aún no ha llegado y CW necesite más material para poder ver el potencial de una posible nueva serie nacida directamente del universo Oliver, y por eso Beth continúa tejiendo Star City 2040.

Sea lo que sea, a mí personalmente no me parece bien, ni me ha parecido bien. Yo quiero ver Arrow, y necesito como audiencia que me den la capacidad de elegir si ver o no la historia que me muestran en los flashfowards, no quiero ser forzada a ver algo que quizás no quiero ver por sentir que no tiene nada que ver con mi serie a nivel argumento. Y este año no he sentido esa capacidad de elección. Simplemente he tenido que verlos. 

Dejando esto de lado, los flashfowards también han sido una de las partes más positivas de esta temporada. A pesar de todo lo anterior Mia y compañía han resultado ser grandes personajes con un potencial increíble. Los actores y actrices han logrado encajar muy bien en la esencia de estos siete años de arquero esmeralda. Y la serie como continuación futura tiene mucho que ofrecer. 

Quizás a mí parecer las maneras no han sido del todo correctas, pero no significa que Star City 2040 no tenga potencial para ser una gran heredera de Arrow, al contrario, tiene todos los ingredientes necesarios para ser una gran serie, sobre todo el más importante: una protagonista fuerte y potente.




Y con todo esto hemos llegado al final. Quedan nueve capítulos pero seamos sinceros, Arrow acabó en el 7x22, lo que resta por contar es puro sufrimiento que se va a traducir en agonía constante. 

Preveo que lo voy a pasar mal en la S8. Pero seguiré y seguiremos hasta el final. Como siempre.

Temporada siete extraña. Temporada siete algo más negativa que positiva, pero que como os dije en las críticas finales, solo por el 7x22 merece la pena.

Larga vida a Arrow.

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Por TodoArrow

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